1970 vería el último Charger de la segunda generación. Recibía nuevamente algunos cambios de aspecto, y otra vez el más significativo recaía en la parrilla, que perdía la división para volver a ser corrida y recibía una moldura cromada que la bordeaba, a la vez que regresaba el sistema de apertura eléctrica de los faros. Pocos cambios significativos más a nivel estético se produjeron en el más raro de los Charger II. Seguía en cartera el R/T, y el acabado SE, y como opción se incorporaba un nuevo propulsor V8 Hemi 440 “Six Pack” de tres carburadores que desarrollaba 390 Cv de potencia, mientras en el interior unos nuevos asientos daban paso a algunas nuevas incorporaciones y supresiones de poca importancia, quizás como relevante, el traslado de la llave de encendido desde el salpicadero a la columna de la dirección, un hecho común ese año en todos los productos de la casa Chrysler. Los nuevos cambios vieron caer la producción a la mitad, quedándose en 46.576 Charger en total, a pesar de la puesta al día y las diez victorias conseguidas en la NASCAR, más que ningún otro coche ese año, pero el motivo no era el coche en sí, sino el alto precio que había que pagar por asegurar uno de ellos, igual que cualquier otro de estos vehículos. La guerra contra los Muscle Car había empezado, y el Charger fue una de sus primeras víctimas.


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